Gracias al potencial de las nanopartículas fluorescentes es posible facilitar la llegada de alimentos inocuos y sanos a los consumidores, con la detección oportuna de plaguicidas en frutas y hortalizas. Un proceso que hasta hoy es lento y caro, por ende, retrasa la entrada de productos al mercado nacional o internacional.
Detrás de este proyecto está Dora Altbir en su calidad de directora del Centro para el Desarrollo de la Nanociencia y la Nanotecnología (CEDENNA), institución que está trabajando en conjunto con el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA).
El objetivo, indica la Revista del Campo de El Mercurio, es que sea un proceso accesible para todo el agro, incluso para los productores campesinos. “Esto es clave, tanto para el mercado interno como externo, frente a las normativas actuales sobre el Límite Máximo de Residuos que se elaboraron según las últimas regulaciones de Codex Alimentarius, Unión Europea y la Food and Drug Administration, FDA”, dijo la socia de IWF Chile y Premio Nacional de Ciencia Exactas 2019-
Esta técnica se complementará con la cromatografía, que es la que se utiliza tradicionalmente para detectar plaguicidas y se esperan conocer sus primeros resultados en 2023.