Incluir las particularidades de las mujeres en los portafolios de productos y servicios podría ser una posibilidad de ventas e inversión, dice Gabriela.
“No es un producto femenino el que se pinta de rosado. Lo es el que entiende sus necesidades, ergonomía y distribución de masa corporal”, dijo Gabriela Salvador en su columna de opinión publicada por La Segunda.
Con un título sugerente (“Mercado a lo “mero macho”), la socia de IWF Chile hizo referencia a los sesgos inconscientes que prevalecen en diversos aspectos de la sociedad: desde estudios científicos realizados sólo en hombres –aún cuando el impacto de sus resultados sean transversales-, hasta el diseño de productos como los airbags que fueron probados únicamente en población masculina.
Más allá del impacto en la vida cotidiana de las mujeres, Gabriela analizó este fenómeno desde el punto de vista de la oportunidad de inversión y cómo las empresas pueden dejar de ganar potenciales clientes por diseñar productos “genéricos”, que excluyen las particularidad del 50% de la población.
“Lo viví en la banca cuando propusimos crear una cuenta corriente con beneficios específicos para la mujer y la gerencia (en su mayoría hombres), no estuvo de acuerdo”, recordó.